Esta fuente de piedra tallada reúne dos de los símbolos más poderosos de la tradición oriental. El dragón, fuerza protectora y portador de abundancia, abre sus fauces para dar vida al agua, mientras una tortuga —emblema de longevidad y sabiduría— reposa sobre él. La combinación crea un conjunto de gran potencia estética y espiritual, ideal para jardines, patios o espacios de contemplación. Más que un elemento decorativo, es una pieza que transforma el entorno, aportando energía, equilibrio y prosperidad.